¿Es peligroso usar una silla de coche de segunda mano?

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Foto: ©Unamamadeotroplaneta

Fijáos que digo «usar» y no «comprar», porque elegir bien el verbo es importante. Cuando hablamos de sillas de coche de segunda mano la cabeza se va siempre hacia la compraventa. Leemos entonces eso de «nunca compres una silla de segunda mano» y es inevitable pensar que alguien quiere hacer negocio, seguir vendiendo sillas nuevas a tutiplén y bloquear un mercado de segunda mano que les puede restar beneficio. Al fin y al cabo el mundo en que vivimos es así. Y es inevitable también preguntarse: ¿de verdad es peligroso usar una silla de coche de segunda mano? Y, sobre todo, ¿por qué? ¿Qué riesgos puedo asumir si me venden, me prestan o me regalan una silla ya usada? ¿Qué debo tener en cuenta para saber si puedo usarla con tranquilidad o para saber si puedo darle la mía yo a alguien o no debería?

¿De verdad es peligroso?

La respuesta más sincera a esta pregunta es: puede serlo. La silla que compro, o que me prestan, quizá está perfecta y no pone en riesgo la seguridad de mi hijo de ninguna manera. Pero quizá no. El problema es que, salvo que conozca de forma muy cercana a la persona que me la vende/presta y confíe completamente en ella, no tengo forma de saberlo.

Cuando hablo de confiar no me refiero solo a lo evidente, que no me timen y me den algo roto, defectuoso o incompleto a sabiendas. Me refiero también a tener claro que esa persona SABE si la silla está bien o no. ¿Cuántas veces se nos pierde alguna pequeña pieza y ni nos enteramos? ¿Cuánta gente desconoce que las sillas de coche también caducan? ¿O que después de un golpe, aunque sea muy pequeño, hay que cambiar la silla?

Sé que la mayoría de la gente piensa en las sillas de coche como otro punto en la lista de las «cosas que tengo que comprar» cuando tenemos hijos. Está la cuna, está la bañerita, está la hamaca, la mochila portabebés, la trona… y está lo del coche. Las sillitas para poder subirlos, porque hasta que no crezcan lo bastante para sentarse como lo hacemos los adultos, hay que ponerles algo. Pero una silla de coche NO es un artículo más de puericultura, una silla de coche es un elemento de SEGURIDAD.

La silla no está hecha para que el niño se siente en un sitio más pequeño adaptado a él, está hecha para protegerlo en caso de accidente. Por eso es tan importante que durante los primeros años usemos una silla a contramarcha. Por eso es tan importante que elijamos una silla que se adapte bien a nuestro hijo. Por eso es tan importante que según va creciendo vayamos comprobando y reajustando los reductores, el cabezal y el arnés. Por eso es tan importante que, cuando son mayores y pasen a favor de la marcha, busquemos una silla con respaldo con un buen guiado de cinturón. Y por eso es tan importante que tengamos mucho cuidado a la hora de usar una silla de segunda mano, sobre todo si no sabemos con absoluta certeza que está en perfecto estado.

¿Por qué puede ser peligroso?

Básicamente, hay tres cosas que pueden ocurrir y que pueden hacer que la seguridad que ofrece la silla se vea comprometida:

Que la silla se haya visto envuelta en un accidente

No hace falta que sea un gran accidente, especialmente cuando hablamos de sillas a contramarcha, que están diseñadas para absorber la energía del impacto y repartirla a lo largo de su estructura, evitando que sea el niño quien la acuse. Eso significa que el golpe le mete leña A LA SILLA y la silla sufre. Sus materiales sufren. Y volvemos a lo mismo, quizá en otro accidente resistan de nuevo. O quizá no. Una silla que se haya vista involucrada en un accidente puede tener daños internos que no podamos detectar pero que hagan que en caso de recibir otro impacto, la silla casque y no pueda proteger al niño.

Que la silla esté incompleta

Que falte la pegatina con la información de fabricación y homologación y no sepamos hasta cuándo la podemos usar (o incluso si se puede usar). Que falte el manual de instrucciones y la instalemos mal. Que falten los reductores y nuestro bebé los necesite por edad. O que ni siquiera sepamos qué le falta, que es lo más probable.

Que la silla esté caducada

Porque caducan. Y aunque quiero pensar que nadie sería tan irresponsable como para vender/prestar una silla caducada, es muy posible que ni siquiera lo sepa. He visto pasar sillas de mano en mano que parecen reliquias familiares. Mucho cuidado con esto.

Consejos si valoráis usar una silla de segunda mano

A ver. Yo lo que os aconsejaría es no jugárosla ni un pelo y no usar una silla de segunda mano (que no hayáis comprado vosotros directamente en tienda, con su garantía, su manual, su servicio postventa en caso de dudas o problemas y su todo) a no ser que tengáis la absoluta certeza de que tenéis controlados al 100% los tres supuestos del punto anterior.

A nivel personal, nunca he querido arriesgarme comprando una silla de segunda mano, también porque he podido asumir el gasto, me viniera mejor o peor (con una, el gasto me venía de culo), pero soy consciente de que esas son mis circunstancias y que otro puede tener otras en las que no hay de dónde rascar o ya se rasca hasta para eso. A veces hay que elegir lo menos malo pero es importante saber los riesgos que asumimos y tratar de minimizarlos todo lo posible.

Mis sillas también han sido mías, pero durante unas semanas, una amiga me prestó su Minikid para ver qué tal me iba, si me apañaba, si iba bien en mi coche y si me gustaba como para cogerme una así que, durante casi un mes, técnicamente usé una silla de segunda mano. Mi amiga es una compañera de campañas de concienciación, implicadísima en seguridad y que entiende del tema tanto o más que yo así que sobra decir que usé la silla con absoluta tranquilidad. Sabía que todo estaba en orden.

¿Me la habría quedado si me la hubiera regalado? Pues muy probablemente (Andrea, ya podías haberte tirado el rollo 😀 ). Y si ella ya no la necesitase por edad de sus peques y me la hubiera ofrecido, a lo mejor me habría planteado comprársela: a ELLA. Porque me fío tanto de su ética como de su conocimiento.

¿La hubiera cogido con tanta alegría (y gratitud) si me la hubiera ofrecido alguien al que no conozco? Ya os digo que no. Porque sin saber NO me fío. Y si no me fío, no me la juego, que la que va a sentarse en esa silla es mi hija, lo que más adoro en el mundo. Y su seguridad está por encima de todo.

Y un último consejo si valoráis vender vuestra silla, o prestarla, o regalársela a alguien que la pueda necesitar. Esto es algo genial porque si una silla es válida, tirarla es un desperdicio a todos los niveles pero cuidado: hacedlo también solamente si tenéis la misma certeza. Si no está incompleta ni caducada y si no habéis tenido ningún golpe con el coche durante su tiempo de uso. Si no tenéis totalmente claro que la silla está en perfecto estado, por favor, ¡no se la deis a nadie!

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