Te prometo 3 cosas

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Fuente:Pixabay

Quisiera prometerte la luna. Quisiera bajarla y dártela, o poder alzarte hasta ella para que sepas a qué sabe, como en el cuento. Quisiera prometerte el mundo y todo lo que contiene. Y es imposible, claro, pero no hace falta que nos vayamos tan lejos. ¡Hay tanto que no puedo prometerte! Que nunca voy a meter la pata. Que nunca se me va a escapar un grito o una mala contestación. Que nunca voy a actuar de manera injusta. Que nunca va a haber un momento en que, de las dos, la más niña sea yo. Que nunca me voy a ver desbordada por algo y lo voy a manejar como el culo. No puedo prometerte que seré una madre perfecta aunque, si te soy sincera, ni siquiera creo que eso fuera positivo para ninguna de las dos. Y no te puedo prometer que nunca haré nada mal. Pero sí te prometo tres cosas:

Que lo voy a hacer lo mejor que pueda

Y va en serio. Porque es fácil acomodarse en las pequeñas disculpas: soy humana, tengo un mal día, estoy cansada, esto me pone de los nervios, bastante rato he mantenido la calma, yo también tengo derecho… Al final, esta última es la que resume a todas las demás. Yo también tengo derecho.

Y lo tengo. Lo sé. Soy muy consciente de lo importante que es concederme el derecho a fallar, a meter la pata un poquito o hasta el corvejón, a perder alguna vez los nervios, a sentirme desbordada o simplemente incapaz de manejar algo bien porque no sé ni por dónde cogerlo. Sé lo importante que es sentir que tengo derecho a hacerlo mal. Pero también sé lo importante que es intentar hacerlo bien.

Intentar ser la mejor versión posible de mí misma, intentar ser para ti la mejor madre posible, intentar darte lo mejor. E intentar mejorar, cuando no me salió. No conformarme, no decir «qué se le va a hacer, es normal» y relajarme en la excusa. Claro que es normal. Pero puedo intentar mejorarlo.

No soy perfecta, pero lo haré lo mejor que pueda e intentaré mejorar cuando «lo mejor que pueda» siga siendo «malamente». Eso te lo prometo.

Que todo lo que haga mal, lo voy a reparar

Porque te quiero y lo último que puedo soportar es hacer algo que te hiera. Porque me lo piden las tripas, que contigo mandan más que con nadie en el mundo. Porque te respeto desde que naciste, con todo mi ser. Porque tenemos derecho a no ser perfectos pero, cuando nos damos cuenta de que nos hemos equivocado, lo reparamos. Y te lo voy a enseñar de la forma más sincera y desnuda que existe, equivocándome yo contigo mil veces y reparándolo. Todas.

Voy a actuar mal muchas veces. Pero en ninguna me voy a hacer la remolona para que pizquita a pizquita se nos vayan acumulando. En ninguna me voy a justificar con excusas que la intenten validar. Si está mal, está mal, ya lo haga mamá o Rita la cantaora.

Si grito, si me desbordo, si soy injusta y tú te comes el mal tono que me provoca cualquier marrón que no tenga nada que ver contigo, si me precipito juzgando algo y tenías tú razón, si no soy coherente en algo… Da igual de qué se trate: si actúo mal, siempre lo reconoceré y siempre estaré dispuesta a repararlo de la mejor forma. Eso te lo prometo.

Que de ti esperaré, simplemente, lo mismo

Que lo hagas todo lo mejor posible, que seas tu mejor versión, que te conozcas a ti misma y trates de mejorar día a día los puntos flacos. Que no tengas miedo ni pereza para reconocer que actuaste mal, que no mires hacia otro lado para no ver que dañaste a alguien, que te pasaste, que no supiste hacerlo bien. Que seas honesta y valiente. Que repares siempre. Eso es lo que esperaré de ti. Nada más.

No voy a esperar que seas perfecta, ni voy a exigírtelo. No voy a pedirte que nunca te equivoques, que nunca te desbordes, que nunca actúes mal. No voy a esperar que nunca tengas un mal tono, un mal rato, un mal día. Ni ahora, terminando tus cuatro años, ni cuando sean cuarenta. No te voy a asfixiar con un listón imposible para que sientas que nunca llegas, que nunca es suficiente. No pienso hacerlo. Eso te lo prometo.

Y te prometo algo más: que siempre vas a poder confiar en las promesas de tu madre. Ya me encargo yo de eso.

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