Disfruta de tu bebé, porque crecerá muy rápido

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Fuente: Pixabay

Disfruta de tu bebé, porque crecerá muy rápido. Porque los años se vuelan y esa etapa tan intensa, agotadora, exigente y, aparentemente, eterna que es ser madre de un bebé, de un niño muy pequeño… pasará. Pasa más rápido de lo que imaginas. Y de pronto te ves en inmersa en otra. No mejor, ni peor, pero distinta. Así que disfruta. De verdad. Que nada te lo impida, que nada te distraiga, que nada te mantenga aparte mientras el tiempo corre.

Disfruta de su amor, que es absoluto. No dejes que las noches sin dormir, los llantos, los momentos estresantes, los días sin poder apenas ducharte y el agobio que a veces provoca la exigencia innata de la maternidad te hagan olvidar que, si te llama tanto, si te busca tanto, si te pide tanto… es porque te necesita tanto, porque significas tanto, porque te quiere TANTO.

Disfruta de su mirada, que se posa en tu rostro y olvida que existe más mundo que tú. Lo eres TODO, y no lo serás siempre. Disfrútalo, de verdad, no hay NADA comparable.

Disfruta de los besitos mojados, de las caricias de sus manitas regordetas, de los ojitos abiertos de par en par, de los «¡mira, mamá!» maravillados. Hay pocas cosas más bellas que ver la vida y el mundo a través de sus ojos, sus ruidos y sus gestos, transportada por la maravillosa inocencia de sus primeros años.

Disfruta de las primeras veces, que serán únicas. Ningún logro es pequeño. Que nadie te diga que no tiene valor. Millones de niños lo han hecho y millones de niños lo harán, sí, pero emociónate. ¿Cómo no hacerlo? Es su primera vez.

Disfruta también de las que le sigan, aunque no sean «nada especial», aunque parezcan infinitas. Porque no lo son, y un día, alguna de ellas será la última.

La última vez que te llame llorando, la última vez que te busque en sueños para agarrarse a ti, la última vez que te necesite para alcanzar algo, la última vez que te pida que te quedes a su lado para poder dormirse, la última vez que busque tu mirada ante cualquier situación para saber qué piensas tú sobre eso que está pasando, la última vez que te prefiera por encima de todo.

Disfrútalas todas, las primeras, las últimas y las intermedias. Disfruta cada momento.

Porque cada instante es valioso. Porque cada instante es fugaz. Porque al principio contamos en días, y cada día parece eterno. Días con horas infinitas que sentimos que van a durar para siempre. Pero poco a poco empezamos a contar en semanas… en meses… y, de repente nos descubrimos contando en años. Y pronto los años se vuelan y esta etapa tan intensa, agotadora, exigente y, aparentemente, eterna que es ser madre de un bebé, de un niño muy pequeño… pasará.

Así que disfruta. De verdad. Que nada te lo impida, que nada te distraiga, que nada te mantenga aparte mientras el tiempo corre.

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