Un año desde que te tenemos aquí

Un año ya desde que te tenemos aquí

Foto: ©Unamamadeotroplaneta

Un año ya siendo cuatro. Un año ya desde que salimos corriendo hacia Torrejón de madrugada temiendo recibirte en la M-40. Un año ya desde que llegaste, tan rápido y con tanta intensidad para los dos que nos quedamos traspuestos un buen rato. Un año ya desde que vimos tu carita por primera vez. Un año ya desde que te tenemos aquí. Qué barbaridad.

Cómo se ha volado de rápido este segundo primer año en nuestras vidas. Y cómo hemos paladeado cada día viéndote crecer, cachorrito. Porque eso es lo que eres, mi cachorro, una vez más. Una vez más me vuelvo primaria y animal y se impone ese mamífera-que-cría tan intenso y tan difícil de describir hasta que lo vives y te pone del revés, haciendo que solo importe lo de dentro. Y dentro, ahora mismo, en el centro de nuestras vidas y del cambio que has impulsado en ellas, estás tú.

Tú, nuestro pequeño pitufo. Pequeño para todos en casa: para papá, para mí y para tu hermana, que nunca me había parecido tan grande como desde que tú llegaste.

Tú, nuestro gran descubrimiento, que nos has hecho cruzar al otro lado para dibujar un cuarto corazón dentro de los tres en los que siempre nos mirábamos.

Tú, nuestro monillo que siempre está tranquilo y satisfecho en brazos, aunque sea cabeza abajo mientras nos enjuagamos la pasta de dientes.

Tú, que nos has puesto patas arriba otra vez durante un tiempo y nos obligas a vivir en el aquí y en el ahora, en este tiempo en el que cada mes, cada semana, cada día hay un cambio que no podemos perdernos.

Tú, con esos ojazos que son otro regalazo inesperado (no sé en qué momento papá y yo nos volvimos transportistas de genes pero está claro que os estamos pasando lo mejorcito), con esa sonrisa que regalas generoso y ante la que es imposible no sonreír de vuelta, con los hoyuelazos que la enmarcan y la vuelven canalla, con tus mofletes comestibles, tu pelo de seda y tu carita de muñeco.

Tú, con tus gritos de pollo ultrasónico y esos gorgoritos que duran muy poco y molan muy mucho, con tu curiosidad inagotable y tus ideas de explorador nato que nos tienen entre maravillados y acojonados, sintiendo que de mayor nada te parará en la vida si conseguimos que sobrevivas hasta entonces.

Tú, que me pareces siempre un poquito mayor de lo que eres, ya desde el mismo embarazo, como si esta vez todo se conjugase para recordarme lo poco que va a durar la primera parte y no me despiste ni un instante.

Tú, que me has hecho saltar al vacío para convertirme contra todo pronóstico en madre de dos, que me has hecho olvidar lo mona que es la ropa de niña y descubrir lo increíblemente bonito de llamarte mi chico.

Tú, que me gritaste en sueños tu nombre y dinamitaste en seis meses cinco años de dudas porque, simplemente, tenías que venir y lo sabías mejor que yo.

Tú, que no solo tenías que venir sino también hacerlo en el momento perfecto, trayéndonos inocencia, futuro y alegría inagotables el año en el que más falta nos podía hacer.

Tú, que quizá seas el segundo… pero en realidad eres simplemente único.

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4 comments

  1. Eugenia says:

    Ay, me siento como tú en otro post que pusiste de que no sabías si tener otro o no. Tengo 41, una nena hermosa que amo con todo mi amor de casi 6 y estoy de 7 semanas. Perdimos uno en febrero de este año y no quería en absoluto volver a intentarlo por el miedo que pasé. Y justo cuando decidí que no más, pasó. Estoy muy asustada. Ambas cosas me asustan: perderle y tenerle. Volver a empezar y sentir que no sé quién soy me asusta mucho. Y no sé si amaré tanto a alguien más como a mi hija. La amo profundamente y no sé si pueda amar tanto a alguien más. Cuéntame más de tu experiencia por favor. Siento que necesito escuchar de alguien que haya pasado por algo similar. Gracias

    • Carita says:

      Hola Eugenia! Espero que todo esté yendo muy bien de todo corazón. Se ama. Se ama hasta la médula nuevamente, como no se puede explicar nunca con palabras… Un abrazo inmenso!

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