¿Carrito, mochila o ambos?

¿Carrito, mochila o ambos?

Foto: ©Unamamadeotroplaneta

Probablemente el primer embarazo es el momento en el que más búsquedas haces en google en toda tu vida. La oferta de aparatología para bebés es tal que no se sabe ni por dónde empezar. Si tienes un segundo hijo, la cosa ya es distinta. Ya sabes lo que te funcionó y lo que no, lo que te sirvió y lo que te sobró y la lista suele ser muchísimo más corta y estar muchísimo mejor definida. Pero que levante la mano quien no dudó, buscó y preguntó si comprar o no comprar algo con el primero.

Hoy me meto con una de esas dudas, por si estáis en ese punto en el que no sabéis ni por dónde tirar: ¿Es imprescindible el carrito? ¿Es mejor portear? ¿Compro carrito, mochila o ambos?

Lo primero: no soy nada partidaria de las aseveraciones categóricas, la verdad. Y mucho menos en crianza. En muy pocas cosas me veréis hablar sin vuelta de hoja. En llevar a los peques a contramarcha todo el tiempo posible, mientras quepan por peso y altura en una silla a contramarcha, sí. Nunca me leeréis lo contrario. Si porteáis, siempre os diré que lo hagáis en una mochila, fular o portabebés ergonómico, ya he escrito sobre el tema en el pasado. Pero en general, en crianza, considero que la mayoría de las decisiones son sumamente personales.

Elegir entre usar carrito o portear es también una decisión muy personal, que va a depender de muchos factores, tanto vuestros como de vuestras circunstancias particulares. Cada tipo de vida y de rutina tiene unas necesidades diferentes, y es ahí donde tenéis que sentaros a pensar. ¿Qué es lo que me va a venir mejor en cada situación habitual de MI día a día?

Personalmente creo tanto el carrito como los portabebés son dos recursos super útiles. Qué queréis que os diga. Soy firme defensora del porteo, por todo. Por lo rebonito que es, por lo beneficioso que es y por lo práctico que es en un sinfín de situaciones. Las horas que lleva recorridas la mochila (ergonómica, por supuesto) ni os las cuento. Pero al carrito le estamos metiendo también un tute interesante. Mucho más que la primera vez. Pero también es verdad que el carrazo que hemos elegido esta vez no tiene nada que ver con el primero y eso está haciendo que lo elijamos muchas veces porque nos es comodísimo de usar.

Tiramos mucho de mochila para las siestas en casa. Para hacer tareas mientras que requieran un poquito de ruido de fondo es lo que mejor nos funciona. También para jugar al Assassin en la Play comiendo patatas mientras el pitufillo duerme (yeah). Cuando vamos a hacer recados de mucho andar y poco cargar también priorizamos la mochila. O cuando queremos llevar un «por si acaso», porque está claro que es lo que menos ocupa en el maletero. Si quieres sentir al bebé mientras duerme por tu tranquilidad y poder darle de mamar en cuanto se remueva, la mochila es genial. En nuestro caso no usamos prácticamente transporte público desde que no vivimos en plena ciudad ni tenemos que andar todo el día escalera arriba escalera abajo pero es otra de esas situaciones en las que portear se impone como la mejor opción sin ninguna duda.

Es decir, al margen de cuánto te guste o te deje de gustar la idea de portear, hay  momentos en los que una mochila puede ser tremendamente útil, ya sea como la mejor opción o directamente como la única opción para esa situación concreta. Si no decídselo a mi amiga Tania cuando tuvo al segundo y la mochila le salvó la vida para poder hacer algo en casa con el peque tranquilito (ya te he metido otra vez en un post, niña, me vas a acabar pidiendo derechos).

Pero, de igual forma, al margen de cuánto te guste o te deje de gustar la idea, hay otros momentos en los que lo que te puede ser terriblemente útil es el carrito. Por ejemplo, cuando sales a comer fuera. La única vez que hemos comido fuera desde febrero de 2020 fue el verano pasado. Salíamos de unos recados en un centro comercial y vimos un italiano nuevo que estaba totalmente vacío. Como fue totalmente improvisado y el peque iba frito en la mochila, papá tuvo que pasarse la cena oscilando de un lado a otro como flik y flak. Mochila, siesta y restaurante es una malísima combinación. Si el peque va dormido en el carrito puedes dejarle siesteando mientras comes (sin oscilar, que es un plus). Y dependiendo del carrito hasta puede hacer las veces de trona e incorporarlo a la mesa cuando esté despierto. En la terraza de mis padres el peque ha comido ya varias veces así (Joolz va perfecto de altura para esto).

El carrito es también la mejor opción si vas de recados y tienes que volver hasta arriba de bultos. No sólo por evitarte el peso (ya con el bebé vas bien, por lo general) sino por la facilidad y comodidad de colocar las bolsas en la cesta o el manillar. O la única opción si sales en solitario y pretendes probarte ropa. 

También en cualquier situación en la que portear pueda ser peligroso: pasear perros grandes o fuertes que puedan hacerte caer de un tirón, correr (porteo y deporte, NO), hacer recados en los que debas agacharte o alzarte de forma que no veas bien con la mochila, puedas perder el equilibrio o golpear al bebé contra algo, etc.

¿Significa eso que ambos son imprescindibles? No. Imprescindibles sois vosotros, lo hagáis como lo hagáis. Ahora, útiles pueden ser un rato.

Y, si os sirve mi experiencia tras dos pitufos: aprovechad TODO aquello que os sea útil, que os funcione y que os sirva para estar más cómodos, para moveros más rápida o libremente, para que os duela menos todo o para cualquier otra cosa que se os ocurra que OS AYUDE en la primera crianza.

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Y, si quieres contarme tu punto de vista o tu experiencia, me encontrarás siempre al otro lado en comentarios o en redes 🙂

 

 

 

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2 comments

  1. Clau says:

    Acababa de leer sobre tus dudas por un segundo bebe. Me encuentro en es situación. Ser madre nunca fue un sueño para mí, pero decidimos hacerlo por amor. Aprendí mucho, y me imagino un futuro con más d un hijo, pero no sé si realmente quiero volver a pasar x todo. Mi hija tiene 7. ¿Cómo te sientes ahora con tu decisión?

    • Carita says:

      Hola Clau! Qué difícil responder siempre a estas cosas que me preguntáis, es una responsabilidad porque mi vivencia personal no tiene por qué coincidir con la de otra persona en la misma situación… Solo puedo decirte que tener un hijo es enamorarte hasta la médula de forma primaria, al margen de todas las demás circunstancias, eso es así. Un abrazo!

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