¿Por qué son poco recomendables los cereales para bebé?

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Fuente: Pixabay

Si os pido que penséis en cereales poco recomendables seguramente os vendrán a la cabeza un montón de cuadraditos achocolatados, estrellitas azucaradas o rosquitas de colores. Todos esos que el pediatra Carlos Casabona llama «chucheales», término, por cierto, que me encanta. Y seguramente tengáis claro que ESOS llevan demasiada azúcar y aunque la publicidad diga lo contrario no son lo mejor para dar a los niños (ni para tomarlos nosotros, si nos ponemos).

Pero, si os pido que penséis en cereales para bebé, en las papillas de los primeros meses de alimentación complementaria, ¿qué me diríais? Esas que parecen buenas porque están diseñadas para los bebés, y todo lo que es para bebés tiene que ser bueno… ¿no? Si las venden hasta en las farmacias. Y, sin embargo, no son recomendables. Voy más allá, ni siquiera son necesarias.

¿Por qué no son recomendables?

Los cereales son buenísimos y son necesarios, ¿qué tienen de malo? Nada. Los cereales no tienen nada de malo. Lo «malo» de los cereales para bebé no está en la parte de los cereales sino en lo que les acompaña: el azúcar.

En bebés, la cantidad de azúcar máxima recomendada es cero. De hecho, teniendo en cuenta que las papilas gustativas se desarrollan hasta los 24 meses, lo recomendable es no dar azúcar a los niños hasta los 2 años, para que alimentos endulzados o edulcorados no alteren la percepción del sabor y, por tanto, no lo condicionen, haciendo que el niño se incline hacia los sabores excesivamente dulces como algo natural y rechace lo que viene a ser la comida de verdad. Si buscáis en cualquier recomendación de la OMS lo veréis claro: lactancia exclusiva los primeros 6 meses (si no puede ser materna, pues artificial, pero solo lactancia) y, en los 2 primeros años, no añadir ni sal ni azúcar.

Después podemos ponernos más o menos puristas, más o menos exigentes, más o menos flexibles. Habrá quien piense que no pasa nada por tomarse algunos dulces a la semana y quien intente minimizarlos, sobre todo en los primeros años. Ya sabéis que yo me encuentro en el segundo grupo. Hasta que la peque cumplió tres años no conoció el azúcar, porque no nos hizo ninguna falta y porque nos preocupamos de veras de que esos primeros 1.000 días de los que tanto se habla en la alimentación fueran los mejores posibles. Luego el colegio entró en nuestras vidas y con ello una enorme influencia externa y, necesariamente, tuvimos que llegar a un nuevo punto de equilibrio.

Intentamos eso de no negar, no ofrecer y hablamos, hablamos mucho de lo que le sienta bien al cuerpo (y que podemos tomar en la cantidad que queramos) y lo que le sienta mal o regular (y debemos eliminar, minimizar o moderar, según el caso). Y cuando tocan tres cumples seguidos en el cole, nos aguantamos porque ya no todo está en nuestra mano.

Sé que muchos me miran con extrañeza o me ven como una especie de ser ultra-radical (hay que fastidiarse, con mi amor por las palmeras de chocolate), qué le voy a hacer, en cuanto te sales un poco de lo habitual ya sabéis… eres de otro planeta. Pero tengo claro que, si el mundo no intentase embutirle azúcar cada día a mi hija por todas partes, yo me ahorraría gran parte de mi trabajo como «barrera defensiva» y viviríamos más relajados. También si no supiera todo lo que sé. La ignorancia evita muchos dolores de cabeza.

Volviendo al lío, a partir de los dos años, o del año como mínimo, la cantidad ideal máxima se puede debatir pero hasta entonces lo recomendable es cero. Presupone una entonces, en su infinita inocencia, que las compañías alimentarias que producen los cereales de bebé tienen esto en cuenta. En su infinita bondad, o algo. Y entonces le das la vuelta a la caja, buscas en el lado en el que no está el bebé sonrosado y sonriente y rápidamente lo ves: azúcar. Azúcar generalmente como segundo ingrediente, con cualquiera de sus nombres trampa (en las papillas viene mucho lo de maltodextrina, para despistar). Es decir, lo segundo que más hay en ese paquete es azúcar.

Y, si mi bebé tiene 7 meses y no debería tomar nada de azúcar aún, ¿eso no es malo? Pues sí. Bueno no es. Ese bebé está ingiriendo una cantidad diaria y constante de azúcar nada recomendable. Y altísima. Comentaba Julio Basulto en un artículo sobre este tema que un bebé tomaría DOS KILOS de azúcar si se tomase una papilla diaria durante seis meses. La locura.

Pero hay muchos cereales para bebé sin azúcar

Maticemos. Hay muchos cereales para bebé que se venden como «Sin azúcar».

Sin azúcar realmente hay muy muy pocos, os diría que un par de marcas ecológicas a las que no les veo mucho sentido porque efectivamente no llevan azúcar pero eso significa que te sale un pico comprar harina de cereales que podrías comprar sin más y triturar tú misma.

Lo que más abunda son los otros, los que se venden como… pero no lo son. Porque, si el porcentaje de azúcar en una caja de cereales para bebé tipo anda entre el 20% y el 30%, el porcentaje de azúcar en una caja de cereales para bebé «sin azúcar» tipo anda entre… el 20% y el 30%. WTF. Espera, que estoy leyendo mal o alguien la ha pifiado imprimiendo el cartón y aquí hay una errata. Miro los ingredientes y NO viene azúcar con ninguno de sus nombres trampa pero la información nutricional marca un 28% de azúcar. ¿Por qué?

Bien, si os pasa esto, leed de nuevo y buscad la palabra dextrinizado o hidrolizado después del nombre del cereal en cuestión. Bingo. Y ahí está. Cuando los cereales se dextrinizan o hidrolizan, sus moléculas se rompen en otras más pequeñas, lo que convierte a los azúcares complejos, de cadena larga y absorción lenta (los hidratos de carbono que poseen todos los cereales de forma natural) en azúcares simples, de cadena corta y absorción rápida (o, resumiendo, azúcar).

¿Por qué se hace esto? Para vendernos la idea de que esos cereales, más pequeños, se digieren mejor por el organismo del bebé. Cosas que NO-ES-CIERTA. Los bebés mayores de 6 meses pueden digerir perfectamente los cereales sin necesidad de ningún proceso industrial de apoyo. Y los menores de 6 meses, que efectivamente podrían tener problemas porque sus estómagos no están preparados, directamente NO-DEBERÍAN tomar cereales porque sus estómagos no están preparados.

Pero claro, si vendemos esa idea podemos vender cereales a partir de los 4 meses. Dos meses más que ganamos en ventas y las familias encima pensando que les ayudamos. Arg. De verdad, a ver si la industria alimentaria inventa algo pronto para ayudarme a digerir su falta de ética en la alimentación infantil porque me atraganto con ello.

Y entonces ¿qué le doy para que tome cereales?

Voy a sonar muy absurda pero… cereales. Es por eso por lo que digo que los cereales para bebé no son necesarios. Porque antes de que la industria alimentaria se montara en el dolar y empezase a comercializarlos, los niños ya tomaban cereales. Porque los cereales son muy fáciles de encontrar, y de tomar. Trigo en forma de pan o pasta. Avena en copos. Maíz en grano. Arroz hervido.

Directamente, si nos animamos a probar con el Baby Led Weaning, machacado con un tenedor si queremos hacer un ni pa ti ni pa mí con el que pueda descubrir texturas y consistencias o haciendo papillas caseras, moliendo los cereales e incorporando leche. Pero papillas no industriales, que aporten a nuestro hijo los nutrientes que necesita sin añadidos perjudiciales para su salud y que no alteren artificialmente su percepción de los sabores. Papillas que nadie necesita vendernos con la promesa de un bebé sonrosado y sonriente… porque ya lo tendremos delante.

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4 comments

  1. CRISTINA says:

    Buenas tardes! Mi pediatra hoy me ha dicho que puedo empezar a darle por la noche cereales sin gluten a mi niña de 4 meses. Pero me han dicho en la farmacia q es demasiado pronto. Tengo una duda muy grande. No sé q hacer.

  2. ESTER says:

    Me acabas de salvar de la soledad que sentía. He incorporado algún cereal «de supermercado» últimamente, porqué sentía que estaba haciendo las cosas mal.
    A los seis meses empecé a darle arroz hervido triturado, pan rallado triturado, quería empezar también con la pasta. O simplemente, con solo seis meses, le hacía puré de patata, verdura y carne. (hasta que mi suegra le dijo a mi marido: ¿y cereales no toma?…)
    Pero me agobié con el tema del gluten y compré cereales «de supermercado» para bebés sin gluten, que le he dado recientemente.
    Lo veo absurdo. Tienen que comer la comida normal, creo yo (excepto lo que no deben). ¿Verdad?

    • Carita says:

      Hola Ester! Yo no me atrevo a dar consejos nutricionales porque mi abordaje sobre este tema es como mamá concienciada con la mejor alimentación posible, pero una cosa sí te digo: NO necesitan para nada cereales de supermercado. Un abrazo

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