Nuestros 5 juegos de mesa favoritos con peques

Foto: ©Unamamadeotroplaneta

Somos de viciarnos en casa, la verdad. Yo la primera, aunque siempre me fueron vicios poco perniciosos, como las palabrotas y las palmeras de chocolate (llevaba ya mucho tiempo sin hablar de ellas, no he podido evitarlo). Viciarnos jugando es algo que tenemos super dominado. Pensaba que era solo cosa nuestra, después de la cantidad indecente de horas que hemos dedicado papá y yo a jugar al Assassin’s Creed pero está claro que la genética manda y la pequeñina lo ha heredado. Por eso, desde que hemos podido abrir la puerta a los juegos de mesa, cada vez nos vamos haciendo con más. Esto sí que es aprovisionarse y no lo del papel higiénico en tiempos de pandemia. Os comparto los cinco juegos de mesa aptos para peques a los que más nos gusta jugar en casa, pero solo si luego me contáis a mí los vuestros, que todavía tenemos sitio en el mueble del salón 😉

1. Uno

De los juegos más molones que conozco. La primera vez que juegas parece que no engancha tanto. Un ratito después te das cuenta de que llevas veinte partidas seguidas y que sí, va a ser que sí engancha. En casa nos gusta muchísimo y, como es muy sencillo y rápido, cada dos por tres alguno propone si echamos una partidita.

El juego consiste básicamente en deshacerte de tus cartas antes que los demás, encadenando por color o por número según cada uno va tirando y con algunos comodines que lo hacen más dinámico. Cuando te queda una carta más vale que grites «¡Uno!» o te comes toda la baraja de descartes que lleve la partida. Hilar comodines de comerse cartas es de las cosas más chulas que hay, salvo cuando echas un «te comes dos» y después de toda la ronda el que se come 14 eres tú. 😀

Si no lo conocéis, que ya me extrañaría, probadlo.

¿A partir de qué edad pueden jugar los peques?

En teoría a partir de cinco años pero en la realidad, como en todo lo demás, depende un poco del peque en cuestión. Mi hija juega con soltura desde bastante antes pero ella pilla muy rápido las reglas de los juegos en general. Desde la segunda partida ya tenía claro a lo que se exponía si no gritaba «¡uno!» y canta mejor que los canarios la tía. Pero intentamos jugar con una amiguita y no hubo manera. Aunque siempre podéis simplificar un poco de forma temporal el juego quitando, por ejemplo, los comodines.

2. Virus

Si Uno engancha y mola, Virus ya ni os cuento. Lo descubrimos gracias a los Reyes Magos y esa misma noche nos viciamos a saco jugando los tres hasta las mil y monas. Además, jugando como tres iguales, como tres colegas diciendo «venga, la última» con ataques de risa floja porque en cada última alguno decía, una más y ya, ¿vale? Recuerdo esa noche como una de las más divertidas que hemos vivido como familia.

La dinámica es un poco más compleja en este pero, tras una primera partida pensando, «jo, cuánta cosa», desde la segunda caen como churros. El juego consiste en completar un «cuerpo» con cuatro órganos sanos, usar virus para infectar a los otros jugadores e impedir que lo hagan antes que tú y curar los tuyos si te los infectan. Los comodines son lo mejor, variados y bien pensados. Pueden cambiar la partida continuamente y por completo, por lo que se hace divertidísimo.

No sé si me he reído más con las objeciones de conciencia de mi madre a la hora de calzarnos un virus porque «no le parecía bien» infectarnos el cerebro o con la niña diciéndome encantada «¡mamá, te he robado el corazón!», cosa cierta en todos los sentidos, ya que nos ponemos. Nos ENCANTA. Tanto que queremos pillar la extensión que sacaron para completar el juego aún más, aunque nos esperaremos un poco a que los precios vuelvan a regularse después de esta temporadita.

¿A partir de qué edad pueden jugar los peques?

En teoría indican 8 años pero ya os digo que nosotros jugamos desde los 5 años y medio. Mi consejo, compradlo y probad. Y si es demasiado complejo para vuestros peques, jugad vosotros. No por gusto, claro, para amortizar la compra mientras crecen… (¿cuela?).

3. Dobble

Confieso que este entra en la lista porque a mi hija la vuelve loca y me lo ha exigido cuando le he preguntado, pero de todos es el que menos me atrae a mí personalmente. Quizá porque a veces me perturba comprobar cuántos segundos seguidos soy capaz de mirar dos fichas sin darme cuenta de que en ellas está repe un gorila. Para los peques es un juego de agilidad mental estupendo, visual, sencillo y dinámico. Para los que no somos tan peques a veces es deprimente confirmar el estado de NUESTRA agilidad mental a estas alturas de pa/maternidad sin demasiado dormir 😀

El juego tiene varias opciones, aunque nosotros hacemos la más sencillita (os diría que por la edad de la peque pero me parece que es más bien por la nuestra XD), la de «encuentra el animal repetido».

¿A partir de qué edad pueden jugar los peques?

Desde los 3-4 años, pero seguro que les gusta desde antes incluso, aunque sea adaptándolo a buscar el caballito, el delfín o la serpiente.

4. Monopoly Junior Electrónico

Este sí. Este me encanta. Desde siempre me gustó jugar al Monopoly, de niña y de adulta y de tó. Tengo alguna pulsión de especulador inmobiliario dentro que se calma con este juego o algo.

En casa nos decidimos a comprar la versión junior electrónica y ya os digo que mola mil. Muy dinámica, más sencilla, super apropiada para los más peques, intuitiva y fácil de usar. A los niños les encanta manejar la banca, que en este caso es una casita donde insertas la tarjeta de crédito. Actualidad total. Pueden jugar solos perfectamente aunque siempre jugamos juntos porque nosotros nos divertimos también y, sobre todo, porque las partidas suelen ser bastante rápidas, al simplificar el sistema de propiedades y alquileres, y porque en cuanto uno entra en quiebra, se acaba el juego y gana quien más pasta gansa tenga en su tarjeta en ese momento, así que no hay opción a ser desplumado y tener que seguir viendo jugar al resto un rato largo con las que fueron tus propiedades en tiempos mejores.

Probadlo, que está guay. No os digo más que niño que viene a casa y juega con la peque, niño que se lo compra para la suya. Al final voy a ir a pedir comisión.

¿A partir de qué edad pueden jugar los peques?

En teoría a partir de 5 años pero, nuevamente, es cuestión de probar. Con una amiguita del cole con más de 5 años fue un fail total porque sólo quería hacer correr al perrito y al gatito por el tablero y no atendía a las instrucciones para desespero de mi hija, que en estas cosas es muy adulta. En cambio, el peque de otra amiga, con un año menos, salió encantado y desde Navidades ya tiene el suyo en casa (¡hola Tania!).

5. Cluedo Junior

«Mamá, vamos a jugar al de la tarta» es otra frase habitual en casa. Lo mejor, la total ausencia de caras de póker por más que le explicamos que susurrar «ajajá, ya sé quién se comió la tarta, hmmm» con la expresión del gato que se comió al canario después de levantar un muñeco da demasiadas pistas a la competencia. Pero lo del espionaje industrial se aprende con la edad, está claro. Así que jugamos mirando a todas partes menos hacia ella cuando mueve, y listo.

La dinámica del juego es igual a la del Cluedo normal pero en lugar de descubrir quién cometió el asesinato, con qué arma, etc. la versión infantil consiste en descubrir quién se pulió la tarta, a qué hora y con qué bebida. Para los más peques, mucho más apropiado (aunque bastante poco saludable nutricionalmente XD)

¿A partir de qué edad pueden jugar los peques?

El juego indica mayores de ocho años, aunque nosotros jugamos desde los cinco. Este sí es un poco más de concentrarse, de comprender la dinámica bien para ir descubriendo pistas y registrándolas en los papelitos, etc. Os diría que si tenéis dudas con vuestros peques, este lo dejéis de los más tardíos.

De todos los juegos de mesa que tenemos en casa (que cada vez son más) estos son los cinco más cotizados aunque en estos momentos también se nos está volviendo indispensable el parchís de toda la vida y la oca, sobre todo desde que yo les obsequio con partidas imposibles en las que caigo cuatro veces seguidas en los dados (hacia atrás) y tres en la muerte (y a casa) y aun así acabo ganando, no se sabe cómo, mientras la peque se tira literalmente por el suelo de la risa.

Y a vosotr@s ¿cuáles os gustan más en casa? ¿Cuál ha sido vuestro gran descubrimiento? Contadme, contadme, ¡que queremos seguir ampliando la colección!

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