Náuseas en el embarazo: mis trucos para sobrellevarlas lo mejor posible

Nada. Lo tengo asumido. Los embarazos y yo no terminamos de llevarnos bien, sobre todo al principio. En mi primer embarazo las náuseas me cogieron totalmente por sorpresa. Cuando mi madre estaba embarazada de mí ni se enteró hasta después de casi tres meses así que yo contaba con heredar algo de ahí, igual que he heredado las canas tempranas, las piernas flaquitas y un montón de cosas maravillosas más. Pero no, se ve que no tuve tanta suerte. Fue empezar la semana 6 y ponerme del revés hasta la semana 13. Que no suena mucho, desde fuera y sin saber, pero casi dos meses de no poder comer ni oler sin ponerte mala se hacen ETERNOS. En este segundo embarazo pensé que a lo mejor, por variar y por ver lo que se siente, me libraba. ¿No dicen que no hay dos embarazos iguales? Pues oye, no son iguales, no: en este sigo con náuseas en la semana 18. Sin embargo, pese a todo, lo estoy llevando mejor. No bien, pero menos malamente. ¿Cómo, si son igual de intensas? Os cuento los trucos que me están ayudando a sobrellevarlas lo mejor posible en este segundo embarazo.

En primer lugar, y aunque sé lo absurdo que suena si me estáis leyendo con el peor y más intenso mal cuerpo de vuestra vida, es super importante no llevarlo muy mal mentalmente. Las náuseas del embarazo se llaman náuseas porque hay que llamarlas de alguna forma pero son mucho más que eso. Es sentir que te pones del revés entera, de una forma que trasciende lo digestivo, sentir un rechazo insoportable a la mayoría de la comida que antes te gustaba, sentir cada olor como una agresión y una amenaza, de una forma primaria y absoluta, en todo tu ser. Y eso es duro, se pasa mal y es complicado de gestionarlo a nivel mental/emocional, porque además estás de hormonas hasta la bandera. Pero cuanto más te resistas a encontrarte mal, cuanto más te angusties y desesperes, peor.

En mi primer embarazo me pasó esto. Me lamentaba y me rebelaba, un poco de las dos. Porque me sentía estafada por no haber heredado el embarazo idílico de mi madre, porque parecía que nunca más en la vida volvería a comer sin asco, porque estaba hecha una mierda y ¡no quería! estar así. En definitiva, porque no estaba preparada para gestionarlo. Este segundo embarazo, sí lo estaba. Que sí, que con la boca pequeña he dicho eso de «a lo mejor en este no me pongo tan mal» y me ha dado rabia verme en las mismas, pero ya sé de qué va, y eso me ayuda a encajarlo mucho mejor. Incluso aunque esté durando mucho más de lo que me parece razonable y me cabree un poco a ratos. Pero no queda otra, tarde o temprano se acabará pasando (a más tardar en el parto) y mientras tanto… «Keep Calm and tira de truquis pa llevarlo lo mejor posible».

Os comparto los que a mí me funcionan:

1. No forzar nada comiendo

¿Que algo me da asco? Lo dejo para más adelante, para cuando me sienta mejor. ¿Que algo me da miedo, inexplicable y absurdamente, y algo dentro de mí me dice que no me atrevo a tomármelo? Ídem.

Prefiero no arriesgarme forzando porque tengo comprobado que, si lo hago, la liamos parda. En las primeras semanas de náuseas toleraba más o menos las hamburguesas. Pero un día estábamos cenando, tuvimos un pequeño jaleo que solucionar y se me quedó medio tiesa la que tenía recién empezada. Cuando volví a la mesa y la vi, me vino una vaharada de asco. Me empeñé en intentar tomármela aun así (YA ME LA ESTABA TOMANDO ANTES, pensé, siendo irracionalmente racional). ¿Resultado? Me entró un asco atroz, me sentía como si me estuvieran obligando a comerme… bueno, mejor no digo nada que si me estáis leyendo estaréis revueltas. Y no he sido capaz de volver a tomar hamburguesas por ahora. Se me han cruzado a lo bestia con la gracieta de ese día.

Con otras cosas, en cambio, he sido prudente y no he forzado ni pizca. En mi primer embarazo una de las dos cosas que se me cruzaron a lo bestia fue la tortilla de patatas. Era ver una en foto y tener arcadas, no os digo más. Aunque en este embarazo, cuando pensaba en ella, no tenía esa sensación, he preferido no arriesgarme hasta que me he sentido más segura. Me encanta la tortilla de patatas y no quería pasarme otros nueve meses sin tomarla, así la he dejado en un aparte las semanas que he pasado con peor cuerpo. ¿Resultado? He recuperado la tortilla de patatas, sin ascos y sin problemas, sintiendo ganas de comer.

Forzar con algo, además, hace que se te cierre el estómago de golpe, como una ostra cabreada, y ya no puedas comer nada más. No compensa.

2. Apoyarme en alimentos comodín

Los tengo de dos tipos:

  • Los quitanáuseas: son aquellos que puedo tomar hasta con el estómago del revés, cuando nada me entra y todo me revuelve. Cuando TODO me da asco, el olor de estos alimentos comodín parece un oasis en el desierto. La artillería pesada. Con solo tomar un poquitín, consigo abrir de nuevo estómago cuando se me cierra y poder comer otras cosas de nuevo. En este embarazo son dos: las fresas y el chocolate. Revivo con ellos. La tarjeta de crédito ya revive menos comprando cantidades ingentes de fresas en diciembre.
  • Los platos preferidos del mundo mundial (temporales): platos que, por lo que sea, durante unos días o semanas son lo que más me apetece, mejor tolero y prefiero por encima de cualquier alternativa. Cuando no sé qué tomar, esos días o ratos en que nada de lo que pienso me apetece, esos platos son la salvación. No tienen la menor lógica pero ahí aparecen, a lo «el empleado del mes». Durante las primeras semanas me pasó con los macarrones con tomate (solo con tomate, y solo tomate frito). Ahora estoy con la ensalada de patata y la crema de calabaza on fire. Ni idea de por dónde me dará el mes que viene.

3. Anular el olfato

Este es mi gran descubrimiento del segundo embarazo: si lo huelo primero, estoy perdida. Si lo pruebo primero, mi estómago aguanta.

Así que, cuando no me queda más remedio que cocinar, lo hago a lo atracador de banco, poco menos que con pasamontañas, intentando oler lo menos posible. Y cuando tengo la suerte de tener a papá en casa y que me cuide, me voy al exilio mientras cocina él y me encierro en la habitación hasta que me da una voz y me dice que ya está servido. «¿Ya puedo morder?» se ha convertido en la contraseña para salir, como si estuviéramos jugando a los vampiros. Tengo comprobado que si salgo con la nariz tapada y me meto la primera cucharada en la boca o doy el primer mordisco, de forma que capte antes el sabor que el olor, las náuseas y el rechazo bajan una barbaridad. En cambio, las veces en las que la peque quiere entrar o salir de la zona en cuarentena a mitad de proceso, y me entra el olor primero, se me cierra el estómago y lo como con mucho más asco (o ni me lo puedo comer).

4. Usar los remedios que me funcionen

En mi caso, principalmente, tiro de cariban. Lo hago a regañadientes porque no me gusta la idea de meterme medicamentos en el cuerpo durante el embarazo, por mucho que me garanticen su seguridad, y porque me saldría más barato comprar sangre de dragón. Pero me funciona. Y si me funciona, a la saca, que bastantes molestias inevitables tiene el embarazo como para pasarlo peor de lo necesario con las que sí pueden aliviarse.

Pero hay mil trucos para minimizar las náuseas con fama de funcionar. Esto ya depende de cada caso. El más conocido es el jengibre, dicen que es muy efectivo. No os lo puedo confirmar personalmente porque a mí me da un rechazo que te mueres (de forma natural, sin estar embarazada), así que me casi sería peor el remedio que la enfermedad. Pero si lo probáis y os funciona, dadle al jengibre. Si os ayuda no tener el estómago vacío, picad algo nada más despertar (antes de levantaros de la cama) y cada vez que sintáis que vuelve el malestar. Si chupar un limón os baja la revoltura, ya sabéis el dicho, cuando la vida te da limones… úsalos contra las náuseas del embarazo.

Sea lo que sea, si no tiene contraindicaciones, no supone ningún riesgo para el embarazo o vuestra salud y os funciona, hacedlo.

Y, sobre todo: por malo que sea, no será para siempre. Tarde o temprano se pasa, tarde o temprano se recuperar la alegría de comer y los olores no te despiertan arcadas sino un maravilloso apetito. DE VERDAD. Os deseo que sea lo más temprano posible. Mientras dure, Keep Calm y a tirar de truquis.

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This entry was posted in Nuestro.

14 comments

  1. Elena says:

    Hola, aparte de las nauseas… consiguen comer? Porque yo estoy de 7 semanas y se me ha quitado totalmente el hambre esta semana. Llevo casi 1 semana que lo único que como es 1 manzana y 1 yogur al día y tengo miedo de que no sea suficiente para el bebé. Gracias

  2. Milagros says:

    Holaa yo estoy de 6semanas y 6 dias y todo lo que como me hace mal y me da muchas nauses todo el dia siento mi estomago que esta revoltijo

  3. Yani Says says:

    Hola Gaby!! Pensé que era la única que le estaba costando disfrutar su embarazo.. estoy en la semana 10 y las náuseas, vomitos y malestar en general me hacen sentir terrible…ahora me siento acompañada sabiendo que no estoy sola en esto…gracias

  4. Natalia says:

    Holaa…mi embarazo es de 8 semanas y siento q estoy en una gastroenteritis continua…me da asco todo loq sea comida pero a la vez tengo hambre…no puedo ni cocinar nada porq ya vuelve mi asco terrible…es horroroso…el caso que tengo dos hijos más y no recuerdo este malestar q dura desde q me levanto hasta q me acuesto.

    • Carita says:

      Hola Natalia! Cada embarazo es un mundo… Mucho ánimo, mejorará cuando pases el primer trimestre y aunque ahora parece eterno (lo sé), pronto habrá quedado atrás. Un abrazo!

  5. Nicole says:

    Gracias por los datos! La verdad es que nada me quita la náuseas, he probado creo que todo y solo siguen, estoy recién en mi semana 6 y desde el día dos que tengo náuseas, cuándo te leo y leo los comentarios me siento más aliviada de no ser la única que me estoy así. Y me motiva a saber que se me va a pasar!

    • Carita says:

      Hola Nicole! Las primeras semanas el cuerpo está revueltísimo, después del primer trimestre suele mejorar mucho, ánimo! Un abrazo

  6. Carmen says:

    Me ha gustado mucho ver que otras embarazadas también lo pasan mal y no estoy sola en el mundo. En mi caso llevo unas 5 semanas vomitando de 4 a 5 veces al día, y eso que también tomo cariban, pero no hay manera de recomponerse. Al menos en este blog no me he sentido tan sola, gracias por escribirlo

    • Carita says:

      Hola Carmen! Ay, pobre mía. Espero que con el paso al segundo trimestre se te vayan las náuseas. Aun en el peor de los casos, suelen suavizarse a partir de la semana 16-20. Ánimo! Gracias a ti por compartir tu experiencia, te mando un abrazo enorme.

  7. Carol says:

    Yo tengo una pregunta para las que ya superaron esta situación? Su bebé nació bien? A mi es el pendiente que me da, estoy terrible con excesivas nauseas y vómito.

  8. Gaby says:

    Mi caso es exactamente igual. Mi madre tuvo 4 embarazos y partos maravillosos. No recuerdo verla quejarse nada y lucía feliz. Yo tengo 7 semanas de embarazo y estoy súper feliz porque era una ilusión muy esperada, pero mi caso es opuesto al de mi madre. Tengo náuseas permanentes desde hace un mes que han ido en aumento la última semana. Realmente me siento muy mal, no tolero ni el agua y siendo franca me veo enferma Probé con el jengibre pero no tuvo efecto en mí. Seguiré intentando, con suerte encuentro algún remedio que minimice las náuseas porque siento que me están matando lentamente. Saludos

    • Carita says:

      Hola Gaby! Siento mucho que te estén tocando fuertes… ánimo, aunque se hace eterno cuando te encuentras mal, el tiempo va pasando y se pasarán. Te mando un abrazo grande. Suerte encontrando algún truqui que las alivie!

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