3 pelis de princesas que tu hija SÍ debería ver (y 3 que deberías desterrar)

3-pelis-de-princesas-que-tu-hija-deberia-ver

Fuente: Pixabay

Ay, las princesas. Qué daño hacen las princesas. Y, además, daño del que no nos damos cuenta, porque las vemos cuando somos niñas. Todas esas princesas de mi infancia que me hacían soñar de color de rosa ahora, básicamente, me ponen negra. Y es que el modelo de mujer que presentan las pelis de princesas no es precisamente el más adecuado, por no ponerme bruta y decir lo que realmente pienso de esa idea de “encuentra a tu príncipe azul” que nos meten en la mollera desde chiquititas. Encuéntralo de forma pasiva, claro, ponte guapa (lo MÁS importante), sé buenecita (ejem) y seguro, seguro, que aparece y se te lleva a vivir tu cuento de hadas que por fin se hará realidad (pausa para autocontrol zen de la ira).

Por suerte, cada vez hay más películas de princesas que SÍ transmiten mensajes positivos, que SÍ muestran modelos positivos. Os traigo una pequeña lista de esas 3 pelis que me hubiera gustado ver de niña y de otras 3 con mención especial qué habría que desterrar del reino “por siempre jamás” o que podemos ver, pero como ejercicio de análisis y reflexión con nuestras hijas: mira, cariño, esto es todo lo que no tienes que ser, no tienes que aprender y no tienes que esperar. 

1. Vaiana

Vaiana tiene un conflicto muy grande entre lo que ella siente con todo su ser que debe hacer y el lugar en el que se espera que ella encaje. Vaiana mira hacia el horizonte, le llama, porque ella no tiene límites, no quiere limitarse con el miedo, con las costumbres, por muy ancestrales que sean.

Por fin una princesa que se guía por lo que le dicta su espíritu, que sabe que ella está llamada a hacer algo importante y se escucha. Por fin, también, que sea mujer no determina de ninguna manera la historia, no influye en nada: ni en ser la siguiente jefa de forma natural, ni en salvar a su pueblo, ni en la imagen que tiene Maui de ella (sólo la ve como una “mortal”), en nada. Por fin, lo de casarse y lo del príncipe no importa un mojón en una historia que no necesita tirar de eso.

Vaiana es una PERSONA valiente, inspiradora, conciliadora, una persona amable que también sabe sacar su fuerza, que al principio cree que no puede hacerlo sin ayuda, que su papel es secundario pero se da cuenta de que no necesita a nadie para hacer lo que tiene que hacer, que ella se basta y se sobra. Es ese momento magnífico en el que dice “YO soy Vaiana de motu Nui, subiré a MI barco, cruzaré el mar y devolveré el corazón de Te Fiti”.

Me encanta este modelo para mi hija.

2. Brave

La princesa más atípica que nos podemos encontrar. Un espíritu libre, una niña que en vez de jugar con muñecas se vuelve loca si le regalan un arco, una joven que disfruta probando sus límites, trepando a sitios increíblemente difíciles que son leyenda, cabalgando con su caballo.

De nuevo, Mérida no encaja en lo que se espera de ella. A través de los mensajes de su madre recibe constantemente límites que no debe traspasar para ser una “ princesa perfecta” y todo lo que se espera de ella es incompatible con su forma de ser. Lo que me gusta de Mérida como personaje es que ella sabe quién es y lo que quiere de su vida: ser libre. Algo un pelín contrario a ser casada por obligación. Mérida se niega, ella no quiere ser trofeo sino participante, y lucha con su arco por su propia mano (ese momento me ENCANTÓ). Mérida se rasga los vestidos porque no la dejan moverse y lleva los pelos locos y desgreñados porque sabe bien que esas cosas NO tienen la menor importancia.

Otro modelo estupendo de mujer que no se limita por “ser mujer” ni por “ser princesa”.

3. Mulan

Mulán no es una princesa ni falta que le hace. Lo mejor de Mulán es que se estrenó en 1998, el resto de personajes femeninos fuertes que hay en esta lista son bastante posteriores. Es una película que quizá ha pasado un poco desapercibida pero que tiene un personaje femenino que puede transmitir un mensaje maravilloso.

Mulán intenta como tantas de nosotras adaptarse al papel que se presupone de lo que es ser una mujer. Sin embargo, no le sale, porque ella es mucho más. Tiene sueños, tiene inquietudes, sencillamente no puede limitarse a servir el té de la forma que le va a gustar a su futura suegra. Mulán ni siquiera quiere eso.

Decidida, generosa y es valiente, se lanza a una aventura tremendamente peligrosa para salvar a su padre, camuflarse como hombre en el ejército chino para luchar contra los hunos (con el pelo corto y «fea», porque lo de estar mona monísima se la sopla). Lo que más me gusta de esta película es que, cuando por fin todo se desvela, Mulán consigue que no la vean como “solo una mujer” (con toda la carga despectiva que eso conlleva) sino como una PERSONA completa que además puede superar al resto y a la que merece la pena seguir.

Hay más princesas que molan. Ahí tenemos a Fiona, que se da cuenta de que ser «un ogro horroroso y feo» en vez de una «princesa» no es ningún problema ni ningún drama y que la felicidad no está ahí. O a esa Rapunzel reinventada que no espera en la torre a que la salven sino que se escapa porque ya no aguanta más, que se empodera, que ayuda y cura al «príncipe» con su pelo, su sartén y su carácter intrépido. O Pocahontas, que salva a John Smith y poco menos le manda al cuerno cuando intenta ir de listo con ella, y se queda siguiendo su vida, por mucha Inglaterra en pareja que le venda el rubio. O Elsa y Anna, que pasan del «amor verdadero» de los cuentos por el de verdad, que saben que casarte con alguien que conoces de un día es una locura y que no debemos temer nuestro propio poder. Y hay destellos positivos por aquí y por allá en otros personajes femeninos, pero Vaiana, Mérida y Mulan, para mí, se destacan, porque rompen los estereotipos a todos los niveles, incluyendo el físico.

Y luego están las «de toda la vida». Que en 1937, en 1950 o 1959 se entienden por la coyuntura de la época, pero ahora las vemos ojipláticas diciendo, ofú, lo que nos colaron. Las resumo en tono de humor:

1. Blancanieves

Vamos a ver. No se da cuenta de que la reina le tiene pelusa, no se da cuenta de que la van a acuchillar porque está cogiendo flores, la oye cantar un príncipe que salta el muro en plan acosador, sale corriendo, no cruza una palabra con él y luego “nunca se vio una historia de amor igual”. Pues claro que no se vio, es que eso no es una historia de amor. Encuentra una casa en medio del bosque y lo primero que se le ocurre es limpiarla y cocinar para poder quedarse. Eso está inventado, niña, se llama interna. Pide que te hagan contrato y cotizas. Y cuando despierta, ¡oh! es el que saltó el muro. Me subo en su caballo y me voy con él. Por favor, este modelo no, hija mía. Tú sé Vaiana.

2. Cenicienta

No he visto cosa más pánfila en todas las películas, y eso que Cenicienta era de mis películas favoritas en la infancia, aunque más bien por los ratoncitos, que tienen más carácter y chicha que ella. El plan de vida de Cenicienta es ser la chacha de la casa que en realidad le pertenece (lo de empoderarse, como que no) y mirar por la ventana cantando porque “si sueñas, un día el sueño se hará realidad”. ¡Pero qué m***** es esta! ¡Un poco de espíritu! Ni para buscar entre sus cosas si hay algo que le ayude a abrir la puerta. A sentarnos a llorar y esperar que aparezca un hada, un príncipe o un ratón con una llave en un tazón. Muy mal, muy mal.

3. La Bella Durmiente

Aurora es, de las tres, la que me cae “menos mal”. Quizá porque no habla lo suficiente para saber nada de ella. Monísima de la muerte, pelazo, canta muy bonito, recoge fresas y poco más. Lo peor de esta película es el final. O sea que estás comprometida desde la cuna para casarte con un desconocido y tienes la gran suerte de que ese desconocido… ¡es aquel que te encontraste un día en el bosque! Menos mal, pues ya está todo bien, porque soñó con él una vez. A ver, 16 años en una cabaña en un bosque sin hablar con nadie más que sus tres tías, acaba una soñando hasta con el calendario de bomberos. Incluso antes de que el concepto exista.

Por favor, niñas, no intentéis esto en casa.

Si te parece que mi contenido es útil, ¡compártelo!

Y, si quieres contarme tu punto de vista o tu experiencia, me encontrarás siempre al otro lado en comentarios o en redes 🙂

¿No te quieres perder ningún post?

¿Quieres suscribirte y recibirlos cómodamente en tu correo?

4 comments

  1. Bea says:

    Mi favorita es Bella. Una joven diferente, que quiere salir del pueblucho cuadriculado en el que vive, que le gusta leer.
    Que un día conoce al antítesis de príncipe azul y se enamora de él con sus defectos y sus virtudes. Todo eso por no añadir que es ella quien salva a la Bestia.
    De lo clásicos una princesa que vale la pena (aunque no es realmente una princesa).

    • Carita says:

      Hola Bea! Pues fíjate que yo con Bella tengo sentimientos encontrados. Cuando la vi me gustó mucho y percibí todo eso que dices. Pero hay algunos mensajes salpicados por la peli que no me terminan de convencer. Desde luego, le da mil vueltas a las anteriores! Y lo de su pasión por leer me ENCANTA. Un abrazo!

  2. Paula says:

    Cansados de decir que a los niños no hay que ponerles límites a la hora de jugar, que debemos dejarles que jueguen con lo que les gusta y llevamos todo al otro extremo… yo era de las antiprincesas, tengo una niña de casi 4 años a la que no le he cerrado las puertas a ningún tipo de juego, ella es princesa y pirata al mismo tiempo, pues bien, le encanta blanca Nieves, cenicienta, la bella durmiente y por supuesto, vaiana, Mulan… también es fan de las villanas como maléfica, se disfraza de lobo, de capitán garfio y de lo que haga falta porque le chifla… ya está bien de decir que los niños pueden ir vestidos de Frozen ( qué me parece ideal) pero que las niñas no pueden ser princesas, nosotros somos los que les damos ejemplo, ella en su casa ve una familia donde su padre y madre hacen equipo, trabajamos los 2 y compartimos todas las tareas de casa, le enseñamos la realidad de la vida, le explico porque hay que estudiar y porque hay que trabajar, y así con todo, creo que a mi hija no le va a hacer ningún mal ver esas pelis ni sentirse princesa por unos minutos cuando vive una realidad muy realista. Vamos a dejarles que jueguen a lo que quieran pero de verdad, no a medias

    • Carita says:

      Hola Paula! Me parece fantástica la creatividad sin límites de tu hija y estoy totalmente de acuerdo con tu análisis. En este post solamente hablo de modelos de mujer que se presentan a través de unas y otras películas. Por supuesto, una película no condiciona a nadie, no es más que una pieza más del engranaje cultural en el que nos movemos y por eso modelos de mujer como Blancanieves en 1937 tenían sentido y hoy día chirrían. No pasa nada por ver esas pelis (lo de desterrarlas era una nota de humor, porque suele decirse en las pelis de princesas), pero el modelo de mujer que presentan bueno no es. Y no por ser más o menos femenina, o dulce, o suave, sino por ser sumisa y pasiva, siempre esperando que todo nos lo hagan otros (el príncipe, el hada madrina, los ratoncitos). Pero vamos, que es un artículo ligero, por eso las «desterrables» están en tono de humor. Un abrazo y enhorabuena por vuestro funcionamiento en casa 🙂

Deja una respuesta

Acepto la Política de privacidad