Operación pañal: cancelada

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Foto: Pixabay

Llega el buen tiempo, llega el verano y el calorcito. Los pantalones cortos, los vestidos vaporosos, las sandalias y las gafas de sol. Y, con el verano, llegan también varias operaciones que son cita obligada en estas fechas. La Operación Salida, por ejemplo. O la Operación Bikini, todo un clásico. Cuando eres mamá, se suma una nueva: la Operación Pañal. El primer verano tras cumplir los dos años, toca quitarlo. Así que padres y madres de todos los rincones se remangan y se ponen manos a la obra con el asunto. Orinales, adaptadores de WC, fregona para escapes y mucha paciencia porque, ya se sabe, esto es cosa de suerte y de que el niño «aprenda»… Lo mismo todo va como la seda como es un desastre y una enorme fuente de estrés familiar. A ver lo que te toca.

Yo iba a ser una de esas madres.

Como viene siendo costumbre en mi maternidad, me ha tocado darle un manotazo interno a todas estas ideas previas que venían conmigo. Porque yo también pensaba que eso era lo mejor. Y, además, lo más lógico. En verano es más cómodo, desde comprobar posibles escapes hasta limpiarlos. Mejor con calorcito, con braguitas y camiseta de tirantes, nada de leotardos llenos de pipí y la peque helándose de frío tres veces al día. Si te soy sincera, ni siquiera lo razonaba tanto. Si me hubieran preguntando en mi otra vida, ésa en la que no tenía hijos, posiblemente habría respondido este tipo de cosas. Pero no me hacía falta ni pensarlo, lo tenía integrado totalmente. Era lo que todas las madres que conocía habían hecho, era lo que mis padres habían hecho conmigo. Resumiendo, era lo que había que hacer.

Bueno, pues, como viene siendo costumbre en mi maternidad, una vez más voy a hacer exactamente lo contrario de lo que pensaba. 

Tenía la idea de comenzar, en algún momento del verano, sin prisas, la operación pañal con la peque. Por supuesto, de forma respetuosa. Y, por supuesto, cuando ella estuviese preparada. Y, de repente, en un momento de lucidez, de esos que te hacen sentarte, me he dado cuenta: «este verano» y «cuando esté preparada» no son lo mismo. Es posible que no sean ni compatibles.

Mi hija estará preparada, simple y llanamente, cuando lo esté. Cuando su organismo haya alcanzado el nivel de maduración necesario para poder controlar los esfínteres, cuando su linda cabecita haya alcanzado el nivel de maduración necesario para comprender lo que podemos esperar de ella en este asunto y cuando emocionalmente QUIERA abandonar el pañal. Y eso puede suceder este verano. O puede no suceder.

A primera vista, no me parece preparada. Parece muy incómoda con los pañales, pero porque le rozan y le dan calor. Al menos eso intuyo porque, cuando se hace caca, hay que perseguirla por casa y, en ocasiones, iniciar una negociación diplomática que ni en la O.N.U. para que acceda de buen grado a que le cambiemos el pañal. Así que mucho no le molestará el asunto.

En cuanto a la comunicación, no lo tengo claro tampoco. Comprende absolutamente todos los términos relevantes: sabe lo que es tener ganas de hacer pis y tener ganas de hacer caca, sabe decirme cuándo está haciendo cualquiera de los dos (y cuándo se tira o ha tirado un «petete», algo que le hace particular ilusión). Pero las pocas veces que he hecho un tanteo a ver lo que pasaba, no he extraído ninguna conclusión. Las palabras no se corresponden con los hechos.

Por ejemplo, tenemos un adaptador de WC de Peppa Pig que nos regalaron y le encanta. Muchos días me pide que se lo ponga o es ella misma la que levanta la tapa y lo coloca en su lugar. Suelo pillarla in fraganti a la que acerca el taburete, antes de que arriesgue su integridad física o, en castizo, «se me esmorre». Pero, cuando le pregunto si tiene ganas de hacer algo, responde encantada: «ti, pipí, caca, petete». Así que me parece que tiene los conceptos un poco desordenados todavía.

Supongo que se puede intentar, por probar a ver qué pasa, en algún momento del verano. Que tampoco hace falta esperar a que escriba una tesis a doble cara titulada «mamá, quítame el pañal» o se coloque un letrero luminoso intermitente en la cabeza a ver si me entero. Pero, ante la duda, prefiero arriesgarme a pasarme que a quedarme corta. No va a pasarse la vida entera con pañales porque yo no inicie el proceso pero sí puedo provocarle problemas fisiológicos y emocionales si fuerzo su ritmo. Y eso no lo voy a hacer.

No quiero frustrar a mi pequeña pidiéndole algo que no está preparada aún para hacer. Yo no sé si su sistema ha madurado lo suficiente para dar este paso. Sólo ella puede saberlo. Así que esperaré a que me lo indique, a que me lo pida, a sentir con claridad que está preparada, para hacer el primer intento.

No quiero adiestrarla, imponerle tiempos y horarios, sentarla cada mañana a las nueve o cada hora para que haga pis en ese momento. Quiero que ella sepa reconocer cuándo necesita hacer pis, conectarse consigo misma, sentir las ganas, la inminencia. Quiero que siga las señales que le da su cuerpo sobre cuándo debe orinar, no las mías. ¿Qué pinto yo en eso? Yo no hago pis cada día a las nueve. No lo hago cuando me lo dicen (es más, si me presionan, ni lo puedo hacer). Lo hago cuando siento ganas. A veces voy tres veces muy seguidas y otras pasan seis horas y ni me acuerdo. Yo hago caso a mi cuerpo cuando me dice que necesito vaciar la vejiga y me genera las ganas y la urgencia. Eso es lo que quiero para mi hija  y no cuadra mucho con sentarla media hora a ver si hace algo en el momento en que a mí me dé la ventolera.

No quiero provocarnos a todos situaciones de estrés innecesarias cuando es un proceso madurativo que va a seguir su camino por sí solo, haga yo lo que haga. Igual que un día se sintió preparada para empezar a gatear, caminar o hablar, también se sentirá preparada para dejar el pañal.

No quiero pensar en si me apetece quitarme ya el engorro de los pañales, ahorrarme ese gasto, pasar a otra etapa, y que eso me condicione y me haga despistarme de lo más importante: respetar su ritmo en esto como en todo lo demás. Permitir que crezca tranquila. Permitir que crezca feliz.

Así que, una vez más, desaprendo. Seguiré haciendo limpieza en el trastero mental en el que guardo todas mis ideas previas, ésas que ya no me sirven desde que nació y decidí que lo mejor que podía hacer por las dos era crecer con ella.

A la playa iremos, como cada año. La Operación Salida no nos la quita nadie. De la Operación Bikini prefiero ni hablar, mejor hago como que no me entero de que aún me faltan siete kilos por recuperar y parezco más la percha que la modelo. Pero con la operación pañal lo tenemos claro: queda, oficialmente, cancelada hasta nuevo aviso.

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This entry was posted in Crianza.

8 comments

  1. Raquel says:

    Pues en mi caso, estamos en plena operación pañal, mi hijo tiene 2 años y 3 meses y hemos esperado al verano para empezar. En la guarderia ya hace tiempo que nos dicen que retiene bien el pipí y que lo hace en cuanto lo sientan el vater. Pero la verdad es que nos daba pereza empezar antes. Lo cierto es que no pide hacer pipí y somos nostros los que lo vamos sentando cada x tiempo. A habido mas de un escape, pero no le dercimos nada. No se si todavía está preparado, pero no vemos que le suponga ninguna presión ya que si se le ha escapado no le regañamos, simplemente le decimos que nos avise cuando tenga pipi o caca. Y en estas 3 semanas que llevamos algo de cambio hemos notado, esperemos que vaya evolucionando, a su ritmo, pero animándole a hacerlo.

    • Carita says:

      Gracias por compartir tu experiencia! Yo creo que lo más importante no es el empezar o no empezar (algo super personal en cada familia como todo lo demás) sino el no forzar. Un abrazo!

  2. Cucumama says:

    Yo desde el primer momento lo tuve claro, no le iba a imponer que hiciera algo para l que no esté preparado, destete, dormir en otra habitación y por supuesto el momento adiós al pañal tampoco, si hago baby led weaning para que sea él quien decida cuanto comer con el pañal lo mismo que sea él quien me diga cuando está preparado, si eso implica que lo tengo que escolarizar a os 4 años en vez de a los 3 pues lo escolarizo a los 4 años y listo. Porque el control de esfínteres es una cuestión de maduración neuronal, que sepa decir caca o pipi no significa que sepa aguantarse hasta llegar al lugar adecuado, así que en casa vamos a hacer la operación pañal a lo Montessori. Por cierto tu post me ha encantado y me encanta ver que no soy la única mamá «rara».

    • Carita says:

      Lo de la escolarización es un tema complicado. Eso de que obliguen a que los peques vayan sin pañal es un tema delicado. Estamos en una sociedad que aliena y fuerza a cumplir hitos de forma sincronizada y arbitraria, sin tener en cuenta que cada niño tiene un ritmo madurativo. La de mamás que seguimos una crianza respetuosa… no lo sabemos bien. Cada día más. Otra cosa es que callemos o lo digamos por ahí 🙂 Un abrazo!

  3. Kitty says:

    Yo también pienso que cuando estén preparados, igual ke gatear, caminar , hablar, dormir toda la noche… Sofía con 18 meses ya lo ha echo sola un par de veces en el orinar y otro en el water pero siempre lo pide ella y cuando a estado desnuda… Yo sin prisas y como y cuando kiera .. ^^

    • Carita says:

      Exactamente. Es igual que caminar, hablar o dormir. Madurativo y evolutivo, sin más. Así que sin prisas 🙂 Haces bien en respetar las preferencias de tu peque, es lo mejor, que ella marque los tiempos que es la única que sabe si está preparada o no. Un abrazo!!!

  4. Sandra Toledano says:

    Pues sí, has hecho muy bien con eso de esperar…No sea que encima le causes problemas. Lo del verano lo dicen porque se supone que es más cómodo y fácil, pero yo siempre he oído eso de que «cuando esté preparad@». Mi niño aún tiene dos meses y 3 semanas, así que aún me queda para llegar a ese momento.

    • Carita says:

      Al final lo cómodo y fácil viene cuando dejas que las cosas sigan su ritmo natural. Bichito empezó a andar poco antes del año y mi sobrino no lo hizo hasta meses después. Imagínate lo que hubiera supuesto pedirles lo mismo a ambos, al mismo tiempo. Para mi pequeña, habría sido fácil, porque estaba preparada. Pero a mi sobrino le habríamos creado un estrés y frustración enormes, pues aún no podía. Lo que pasa es que lo de los pañales, como nos parece que es decisión nuestra, crea confusión. Pero no, no es decisión nuestra, es simplemente otro paso más en la maduración de los peques 🙂 Disfruta de tu chiquitín, que el tiempo vuela… Un abrazo!!

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